La llegada de un bebé, más allá de las dificultades, siempre es una alegría para la familia. Estos pequeños traen consigo nuevas esperanzas y a la vez son la fortaleza que muchos padres necesitan para salir adelante.
Es por eso que papás, hermanos y abuelos esperan con ansiedad la llegada del nuevo miembro de la familia para comenzar a compartir con él momentos únicos.
Pero algunos pequeñitos no quieren tener una llegada igual al resto y es cuando ocurren cosas sorprendentes, como la historia que vamos a contarte a continuación.
Cristina Pérez López vive en una humilde casa de la zona de Puerto Botánico, en la ciudad de Asunción. Ya en las últimas semanas de gestación, esperaba con ansias la llegada de su sexto hijo.
Pero al parecer todos los preparativos para el día tan especial fueron en vano, ya que el bebé decidió adelantarse y llegar “por su cuenta”.
Eran las 4:30 cuando la mujer descansaba en su casa junto a su familia. Parecía ser una madrugada normal y tranquila, pero ocurrió algo sorprendente. Seguí leyendo esta historia en la siguiente página.
Como te contamos, esta experimentada mamá no esperó lo que iba a ocurrir. Cristina inició los trabajos de parto y todo comenzó a alborotarse ante la inminente llegada del nuevo bebé.
Su hija mayor, una adolescente de 15 años, fue quien la contuvo mientras estaba con intensos malestares y gritaba de dolor.
Sin esperar, la valiente jovencita decidió pedir ayuda a la comisaría más cercana. Quizás desde allí podrían asistir a su madre. Fue así que llegaron hasta su casa dos agentes policiales, pero nadie pensó lo que sucedería después. Enteráte de qué se trata en la próxima página.
Pese a los esfuerzos por llamar a una ambulancia y socorrer a la mujer, el bebé no quiso esperar más tiempo y nació allí en su humilde casita. Diego Carrillo, oficial inspector, y la suboficial ayudante Cinthia Gómez, tuvieron que oficiar nada más y nada menos que de parteros.
“Lo que yo hice fue colocar una manta bajo la mujer y mi compañera se encargó del parto”, relató Carrillo. Mientras que su compañera expresó: “Nosotros llegamos a la casa y me sorprendí. Nunca imaginé pasar por ese momento. Cuando llegamos, la mujer me contó que estaba con mareos. Tenemos preparación en primeros auxilios y tuvimos que ayudar a que naciera el bebé”.
De esta manera, los policías ayudaron a llegar al mundo a un precioso niño de 3 kilos y 200 gramos, completamente sano. Luego del alumbramiento, el pequeño y su mamá fueron trasladados al hospital más cercano.
Los orgullosos agentes policiales tienen ahora una anécdota de la que sentirse orgullosos y que seguro compartirán con el resto de sus camaradas. Diego Carillo solo desea una cosa más para darle broche de oro a esta fantástica historia: “Sería un honor para mí que el pequeño lleve mi nombre”, dijo conmovido.
Fuente: extra.com.py